TODD SOLONDZ


Todd Solonz, la ironía de la crueldad


Mucho se ha dicho de este director, nacido en 1959 en New Jersey, USA, pero ciertamente, sus películas no dejan indiferentes a nadie. O bien te enamoran o bien las odias. Este ex alumno de Yale hizo un master en cine y televisión en la New York University Film School, donde destacó con su cortometraje Schatt's Last Shot (1985). Tras este premiado corto llegó un jugoso contrato para hacer tres películas con la 20th Century Fox y otro con Columbia, que Solondz rechazó. Todo parecía prometedor, y gracias a la financiación de Polygram y la distribución de The Samuel Goldwyn Company, pudo producir su primer largometraje Fear, Anxiety and Depression, (que él hubiera preferido llamar The Young and the Hopeless) en 1989. El resultado fue un auténtico fiasco. Esta comedia, ambientada en la burbuja artística neoyorquina y protagonizada por él mismo y Stanley Tucci, fue destrozada por la crítica: lo acusaron de querer ser Woody Allen sin entender a Woody Allen.
Tras esto Solondz abandonó la “profesión” (o la profesión lo abandonó a él, como a él le gusta decir en tono jocoso), y estuvo trabajando en Nueva York enseñando inglés a extranjeros, inmigrantes rusos principalmente.
Y así pasaron 6 años, hasta que se decidió a rodar en 1995 "Welcome To The Dollhouse" (en España Bienvenidos a la casa de las muñecas y cuyo título original era Faggots and retards: "Putos y retrasados") con apenas 800 mil dólares. Siempre fiel a su visión mordaz e irónica del mundo, en esta ocasión su punto de mira era el mundo preadolescente de una chica de once años, la fea y rara del colegio (papel interpretado por Heather Matazzo). Su particular sentido del humor le valió, en esta ocasión, el Gran Premio del Festival de Sundance en 1996. Esta película consiguió, además de grandes críticas, grandes recaudaciones en taquilla.
Tras este apabullante éxito, Todd Solondz ya tenía un nuevo guión en la recámara, “Happiness”(1998), que nadie se atrevía a rodar. Finalmente October Films, una filial de Universal, aceptó el reto y le financió la película. En palabras del director: “Sólo quería distinguir entre la verdadera felicidad y eso con lo que generalmente la confundimos. No somos realmente felices porque nos compremos algo o nos acostemos con alguien. Eso, en el mejor de los casos, funciona como paliativo temporal, pero después todo vuelve a ser como era. Por eso es que Happiness aspira a mostrar esas capas en nuestras vidas que no siempre estamos dispuestos a ver. Quise mostrar esas personas que no sólo las ven sino que viven en ellas. Mostrar que puede haber personas con las que simpatizamos que pueden cometer atrocidades y sentirse felices mientras las cometen. Aunque después vuelvan a ser infelices”. Pero no fue así como lo vieron los de la October Films. En esta película también se habla de la pedofilia y fue por esta razón que Solondz se quedó sin distribuidora. Tuvo que estrenar la película en los pocos cines independientes que se atrevieron a hacerlo y tuvo que salir a dar explicaciones por un guión que escribió a partir de historias reales, tomadas de los diarios y grabadas de la TV: "No me interesa la pedofilia en sí. La película no es sobre una perversión, sino sobre personas que intentan conectarse”. Pese a todos los problemas, su polémico director volvió a conseguir un importante premio: ganó por votación unánime el Premio de la Crítica Internacional en el Festival de Cannes de 1998.
Tras esto llegó “Storytelling”(2001) donde habla de las relaciones entre estudiantes y relaciones entre padres e hijos. Dividida en dos partes bien diferenciadas, Fiction y Non fiction, presenta dos historias marcadas por su sello personal, su particular ironía, y que a primera vista no tienen nada en común. En la primera se explora el tema de la búsqueda del éxito personal en una clase de estudiantes de literatura. En la segunda se tocan temas como el sexo, la raza, la fama y la manipulación, enmarcados dentro de la historia de una típica familia media americana.

Su última película es "Palindromes" (2004) en la que nos cuenta la particular historia de Aviva, una niña que desea tener un bebé sobre todas las cosas. Con ella, nos adentramos en su particular búsqueda de cómo ser madre, mientras el personaje de Aviva lo encarnan diferentes actores, incluso un varón.

Las claves del estilo de Solondz son la ironía, el sarcasmo, la mordacidad y un particular sentido del humor que te hace echar una carcajada que se congela a medio camino cuando comprendes la gravedad moral de lo que estás viendo. Ciertamente, es notable su capacidad de mostrar la realidad de manera cruda, sin condimentos rosas tan propios de otras películas americanas. Él mismo define sus películas como “comedias, pero muy tristes y dolorosas”. Para él, reconocer nuestra crueldad nos hace humanos. Y, sin duda, sus filmes son una gran catarsis en lo que a crueldad se refiere, pues no escatima recursos para mostrar al espectador inteligente todas las trampas -crueles y dolorosas- de la sociedad en la que vivimos inmersos.
Toca todos los temas escabrosos, todos los tabúes, sórdidamente, con una violencia visual que a veces desconcierta, pero que es efectiva, al mostrar los engranajes sociales más arcaicos, que todos escondemos en el fondo de nosotros. Y nos los desmonta, para que nos preguntemos en qué clase de mundo vivimos y nos hagamos conscientes de nuestras propias limitaciones y monstruosidades.

No hay comentarios: