NEVANDO VOY de Maitena Muruzábal y Candela Figueira



A la cartelera llegan numerosas películas a lo largo del tiempo y rara vez consiguen dejar huella en nosotros. Por eso, cuando hay alguna "delicatessen" que además de transmitir un mensaje, deja huella y te hace salir del cine con una gran sonrisa en la boca, no hay que dejarla escapar. Y si encima te enteras de que es una película hecha con mucho entusiasmo, con cariño, basada en hechos reales y que ya ha recorrido los festivales de medio mundo encandilando a público de lugares tan dispares como Cuba o Moscú, entonces no puedes dejar pasar la oportunidad de verla en pantalla grande.


El rodaje comenzó hace dos años. Maitena Muruzábal y Candela Figueira decidieron apostar por esta historia que se basa en las vivencias de Maitena como trabajadora en una fábrica de cadenas para la nieve. La historia de cuatro trabajadores en una fábrica de cadenas, las relaciones que establecen entre ellos, sus encuentros y desencuentros son el pretexto para hablar de la fragilidad de las relaciones humanas, la importancia de la comunicación y el mensaje claro de que todos somos dueños de nuestro destino y de nuestra historia y que con pequeñas cosas, con pequeños gestos, somos capaces de crear la vida que queremos y deseamos.





En este film los actores que dan vida a las complicidades de estos cuatro personajes son un cóctel natural y realista que bebe de la experiencia de Gabriel Latorre, la frescura de Laura de Pedro y Asun Aguinaco y la primera experiencia ante la cámara de Xavi Yarnoz. Su sinceridad y verismo hace que el espectador disfrute con esta película de pequeños gestos.





Para narrar la historia se utiliza una cámara fluída y la confrontación entre los planos más abiertos, para las escenas de la fábrica, y planos más cerrados para las escenas que discurren en el interior de las casas de los personajes. La iluminación conseguida por el director de fotografía Robb C. Webb también es un acierto pues aunque el rodaje transcurrió a lo largo de cuatro semanas en agosto, la acción transcurre en invierno. La recreación de una luz propia del invierno ha sido perfecta.


A todo ello hay que añadir la deliciosa banda sonora compuesta por Gonzalo Díaz Yerro, que consigue subrayar a la perfección los puntos álgidos de la historia y consigue llevar de la mano al espectador por el amplio arco de emociones que experimenta mientras es testigo del devenir de los personajes.


Una película en definitiva hecha con sumo cariño e ilusión, que consigue que ese sentimiento traspase el celuloide en el que está impresa y llegue a imprimir su mensaje en el espectador. Se estrena el 11 de julio y no hay que dejar pasar la oportunidad de dejarse cautivar por ella en pantalla grande, pues gustará a todo el que se anime a verla. Y lo más importante, no sólo gustará, sino que también saldrás del cine con una sonrisa en los labios y cargado de buenas energías.


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